Las obras de ambientación histórica combinan personajes reales y ficticios. Aunque no sean estrictamente históricos, éstos últimos deben ser realistas: coherentes con su ámbito geográfico, su cultura y su tiempo.

Conseguirlo no es nada fácil; requiere un exhaustivo trabajo de documentación y un profundo conocimiento de la época. Ambos factores son imprescindibles para crear personajes ficticios bien ambientados, así como para resaltar a las figuras históricas, pues no siempre las crónicas de que disponemos bastan para definir por completo su personalidad.    

Esto es especialmente necesario en lo que respecta al surgimiento de la dinastía sasánida. La inscripción de Shapur en Naqš-e Rostam, el único texto contemporáneo al período, se limita a resaltar el rango de las personalidades de la corte persa. Otras fuentes más tardías ahondan con mayor interés en la psicología de los personajes. Pero todas ellas son varios siglos posteriores a los hechos.

ARDASHIR

Ardashir es presentado en los textos persas y en las fuentes islámicas posteriores como prototipo del rey ideal, sabio, justo, excelente guerrero y perfecto gobernante. Los relatos tienden a coincidir a partir de su ascenso al trono del imperio. Sin embargo, en lo que respecta a su infancia, su juventud y los inicios de su carrera política, las divergencias entre las diferentes versiones son notables.

Según Tabari, Ardashir nació en Tiruda, en el distrito de Kir, subdistrito de Istaxr. Era nieto de Sasán (que dio nombre a la dinastía sasánida) e hijo de Pabag, un pequeño noble local. Sin embargo, la inscripción trilingüe de Shapur parece indicar que Sasán no era padre de Pabag, por lo que el epónimo de la dinastía no sería el abuelo, sino un ancestro más remoto. La familia sasánida actuaba como protectora del templo de la diosa Anahid en Istaxr.

El historiador árabe Tabari (s. IX d.C.) es la fuente más completa y fiable para reconstruir el periodo de juventud y las primeras conquistas de Ardashir, aunque debe contrastarse con otros textos en ciertos episodios concretos: él sitúa al joven Ardashir en la corte del gobernador Tir de Darabgerd, un eunuco al servicio del rey Gozihr. Narra cómo Pabag atacó a este rey y se hizo con el control de Istaxr, asociando al trono a su hijo Shapur, hermano de Ardashir. Esto último queda confirmado en la inscripción trilingüe de Naqš-e Rostam, así como en algunas monedas conservadas, en las que Pabag aparece junto a su hijo.

Las fuentes difieren al narrar el enfrentamiento entre los hermanos Ardashir y Shapur. Tabari relata que, tras la desaparición de Shapur, Ardashir aún tuvo que hacer frente a una conspiración dentro de su propia familia y a una insurrección en Darabgerd. Tras consolidar su posición como rey de Istaxr, nombró un visir, Abursam, y un sumo sacerdote, Pahr.  

Tabari narra asimismo cómo el rey conquistó Kirmán y puso a su hijo Ardashir como gobernador de la provincia. La adquisición del resto de los territorios de Persia adquiere un papel especial en el Karnamag i Ardashir i Pabagan, el “Libro de gestas de Ardashir hijo de Pabag”, en forma de leyenda épica. Destacan los episodios del rey Haftanboxt, la conquista de Ardashir-Xvarrah y la fundación, allí, de una nueva capital, cuyos restos arqueológicos aún se conservan.

Según Tabari, el Rey de Reyes Ardaván reacciona ordenando al rey de al-Ahvaz (Susiana/Xuzistán) la captura de Ardashir. Pero éste responde replegándose a Istaxr, y deja su capital defendida por Abursam. Tras recibir notificación de la victoria en Ardashir-Xvarrah, Ardashir lanza una ofensiva sobre Ispahán, que concluye con la muerte del rey local (llamado Shahrpanah en la Nihayat al-Irab), cuya cabeza es enviada a Ctesifonte.

Las dos siguientes expediciones conquistan la región en la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates. Esto fuerza un enfrentamiento definitivo con Ardaván. En este momento Ardashir controla toda Persia, Kirmán, Ispahán, Susiana y Mesenia. La batalla final, y la derrota del último Rey de Reyes arsácida, se libra en la planicie de Hormizdagán.

La identificación de este lugar no hay sido todavía posible; de hecho, su localización sigue generando hoy en día controversias entre los estudiosos.

PERSONALIDAD

Los textos persas y árabes, ya sean de historiadores, eruditos o poetas, traslucen una común admiración por la figura de Ardashir. No en vano este rey es el protagonista de leyendas heroicas enormemente populares en la época sasánida, alguna de las cuales ha llegado hasta nuestros días. Además fue el modelo del gobernante ideal para los califas musulmanes posteriores.

Este proceso se concreta gracias al Testamento de Ardashir, un escrito de época sasánida en el que el rey, en su lecho de muerte, da consejos a su hijo y sucesor Shapur sobre cómo gestionar el buen gobierno del imperio. En el s. VIII d.C., este texto fue traducido al árabe por Ibn al-Muqaffa para el califa Al-Mansur; el Testamento dio nacimiento a los “Espejos de Príncipes”, verdaderos manuales de ciencias políticas, uno de los géneros más fructíferos de la literatura clásica árabe.

Ardashir I fue un rey enérgico, un estratega brillante y un hombre de estado dinámico. Los textos lo presentan como un táctico hábil en la guerra, y un gobernante cuidadoso y reformador, preocupado por las artes y las ciencias, el fortalecimiento de su gobierno y la correcta administración del imperio.

ABURSAM

Es el único dignatario de la corte de Ardashir que aparece documentado en varias fuentes históricas: la gran inscripción trilingüe de Shapur y dos escritores árabes, Tabari y Dinavari. El historiador árabe Tabari lo llama Abarsam, e indica que el rey Ardashir lo nombró su primer ministro (vuzurgframadar) tras la conquista de Istaxr; también señala que él fue el responsable de defender la nueva capital de Persia ante el rey de al-Ahvaz (Susiana), que había sido enviado por Ardaván.  


El mismo personaje está mencionado en la inscripción trilingüe de Shapur, esta vez como Abursam, su verdadero nombre pahlaví. En este documento no aparece su cargo oficial: se le llama Abursam Ardashir-farr (“Gloria de Ardashir”), posiblemente un epíteto honorífico concedido por el rey. Su importancia en la corte de Ardashir queda de manifiesto por su posición en el documento. En la inscripción los dignatarios son nombrados por estricto orden de jerarquía, y Abursam se encuentra tras los integrantes de la familia real, los miembros de las grandes familias del imperio, el virrey y el primer ministro. Supera incluso personalidades tan importantes como el comandante de los ejércitos, Raxsh, o el jefe de los escribas, Mard. Todo parece indicar que se trata de un consejero de enorme influencia, muy cercano al rey.

En las fuentes de época sasánida tardía (y en las árabes posteriores), Abursam se identifica siempre erróneamente con el primer ministro de Ardashir, lo que da una idea de su prestigio y de su proximidad al monarca, que ha trascendido incluso los siglos. En uno de los textos de este período, la Carta de Tansar, el primer ministro recibe un nombre diferente, Tansar o Tosar. Aquí se dice que este dignatario pertenecía a la casta religiosa, y que era conocido por una habilidad política, una inteligencia y una capacidad diplomática asombrosas.

ADIGNATARIOS

Las personalidades más importantes de la corte de Ardashir aparecen nombradas en la inscripción trilingüe que su hijo Shapur hizo erigir en Naqš-e Rostam. Poco sabemos de estos dignatarios, aparte de su nombre y del cargo que ostentaron. Ciertos de entre ellos figuran entre los personajes de la novela:

CORTE DEL REY DE REYES ARDASHIR

Ardashir  rey de Kirmán
Rodag  madre del Rey de Reyes Ardashir
Denag  hija de Pabag, Reina de Reinas
Sasán Surén
Sasán señor de Andegán
Peroz Karin
Gok Karin
Abursam “Gloria de Ardashir”
Raxsh  comandante de los jércitos
Mard  jefe de escribas
Cerig  juez

CORTE DEL REY DE REYES SHAPUR, HIJO DE ARDASHIR

Ziyak  maestro de ceremonias

CORTE DEL REY PABAG, PADRE DE ARDASHIR

Sasan Arnegán
Farrag hijo de Farrag

OTRAS PERSONALIDADES

Señor Sasán (epónimo de la familia sasánida)
Rey Shapur hijo de Pabag (hermano de Ardashir)
Dama Myrrod  madre del Rey de Reyes Shapur

PERSONAJES FICTICIOS

Exceptuando a los miembros de la familia arsácida (los Reyes de Ctesifonte), el resto de los personajes que integran la novela son ficticios. Han sido creados para ilustrar las relaciones personales y familiares del protagonista; en otras palabras, para dibujar el complejo y fascinante mosaico cultural de la Persia de principios del s. III d.C.

Apéndices