Lugares

Este apartado contiene información acerca del entorno geográfico en que se desarrolla la acción, además de referencias a los territorios, ciudades o palacios mencionados en la novela y que aún se conservan.  

En la obra, los nombres de los personajes se mencionan en persa. Los topónimos, sin embargo, siguen otro criterio. Siempre que es posible aparecen bajo la forma helenizada, por ser ésta la más familiar para el lector.  

PERSIA

Desde la Antigüedad clásica el término PERSIA ha dado lugar a confusiones, ya que se utiliza con dos acepciones diferentes.

En sentido estricto, designa la región geográfica lindante con el Golfo Pérsico y limitada al norte por los montes de Samirum. A grandes rasgos, podría identificarse con la actual región iraní de Fars. Este es el territorio en que se asentaron las tribus persas en el s. VII a.C. En la novela, Persia se utiliza siempre con este significado.

En un sentido mucho más amplio, Persia suele usarse para referirse al imperio formado por la expansión cultural y política de los persas, el imperio aqueménida (ss. VI-IV a.C.). Después, por analogía, se siguió aplicando a los sucesivos reinos surgidos en esta zona, incluyendo el sasánida (ss. III-VII d.C.). En la novela, Persia no se utiliza en este sentido: los sasánidas se referían a su propio imperio como Eranshahr. 

DARABGERD

Nombre de uno de los cinco antiguos distritos en que se divida la provincia de Persia, así como de la capital del mismo. Actualmente, tanto la ciudad como la provincia se denominan Darab.


Las excavaciones arqueológicas revelan que la antigua capital Darabgerd se encontraba a unos 7 kms. al suroeste de la actual Darab. Se ha descubierto una gran muralla circular que data del s. VIII d.C. Sin embargo, según el historiador árabe Hamza de Esfahán (s. X d.C.) , anteriormente Darabgerd tenía un perímetro triangular.  


La zona es conocida por los espectaculares relieves rupestres que se localizan en las cercanías, en Naqš-e Rostam. En esta zona se halló también la gran inscripción trilingüe de Shapur.   

ISTAXR

La ciudad se encuentra en el valle del río Pulvar, a la entrada de la planicie en que se levantan las ruinas de Persépolis, antigua capital de los reyes aqueménidas.

Originariamente era un suburbio de la gran ciudad aqueménida. Pero cuando ésta se despobló tras ser incendiada por Alejandro Magno, Istaxr comenzó a desarrollarse, dada su ubicación estratégica en el trazado de la Ruta de invierno que unía Persia con Esfahán.

© Marco Prins and Jona Lendering (Livius.org)

Debido a su condición de “Puerta de entrada” en Fars y al control que ejercía sobre esta gran ruta comercial, llegó a convertirse en la capital de Persia en los periodos seleúcida y arsácida (ss. IV a.C.- III d.C.). Tras el ascenso de los sasánidas perdió su condición de residencia real, aunque mantuvo un papel de gran importancia como capital de la provincia y eminente centro religioso, por su cercanía al gran santuario de la diosa Anahid. Sin embargo, según los textos religiosos zoroástricos, Istaxr siguió sirviendo de sede para el tesoro real que contenía, entre otros bienes, copias de libros, tanto religiosos como profanos.

ARDASHIR-XVARRAH (FIRUZABAD)

Fundada por Ardashir I con el nombre de Ardashir Xvarrah (“Gloria de Ardashir” o “Esplendor de Ardashir”), la ciudad tenía un perímetro perfectamente circular, de 1950 m. de diámetro que hoy en día sigue siendo perfectamente visible desde el aire.
Estaba dividida en veinte sectores por un entramado de calles radiales y concéntricas, y rodeada por una doble muralla con un foso intermedio de 35 m. de longitud.
Fuente: Berghe, L. v., «Splendeur des Sassanides», Bruxelles, 1993.

Dominando la planicie se alza una espectacular fortaleza (ver en el apartado inferior), concebida inicialmente como residencia real, pero que por problemas estructurales hubo de abandonar esta función y fue sustituida más tarde por un palacio en la propia ciudad.

La construcción de esta ciudad y de los grandiosos monumentos contenidos en ella provocaron la ira del señor del imperio arsácida, el Rey de Reyes Ardaván. Entre estos monumentos cabe destacar un gran Templo del Fuego, un majestuoso palacio y una torre (probablemente un puesto de vigía) visible a gran distancia.

© Marco Prins and Jona Lendering (Livius.org)

El rey Ardashir adornó las cercanías de su nueva capital con monumentos destinados a engrandecer su imagen como gobernante. Entre estos cabe destacar una serie de monumentales relieves en los que se representa su victoria sobre el rey parto Ardaván y su investidura divina de manos del dios Ohrmazd.

FORTALEZA DE ARDASHIR (FIRUZABAD

Restos de Qaleh-e Doxtar (Fuente Wikipedia)

Reconstrucción por D. Huff (L. Fuentes, www.imperiobizantino.com)

La fortaleza de Ardashir en las cercanías de Firuzabad se conoce como Qaleh-e Doxtar (“Fortaleza de la hija” o “Fortaleza de la doncella”). Está construida cobre un risco, dominando el río y la ruta de entrada a la planicie en que se extiende Ardashir Xvarrah.

La fortaleza está concebida para la defensa. Tiene muros gruesos y una única entrada de difícil acceso, custodiada por una torre de guardia. Al parecer, el peso de las bóvedas y la cúpula originales hicieron que la estructura comenzara a resentirse muy pronto, y que tuviera que ser rápidamente abandonada.

El nombre de Qaleh-e Doxtar hace referencia a la diosa Anahid, la “Doncella”. Según algunos autores, alude también a la pureza de los objetivos políticos de Ardashir, cuyos logros que debían mantenerse “intactos” con el paso del tiempo. Lamentablemente, no fue así. La estructura de la fortaleza comenzó a deteriorarse ya en vida del propio rey, y hoy en día se encuentra tan dañada que los expertos exhortan a una intervención urgente para no perder los restos supervivientes.

Las fundaciones de Ardashir en Firuzabad, incluyendo esta fortaleza, poseen un incalculable valor histórico y artístico, y el gobierno iraní ha solicitado que sean declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

CTESIFONTE

En el actual Iraq, a orillas del Tigris, unos 30 Kms. al sudeste de la moderna Bagdad, se alzan las ruinas de Ctesifonte (en persa Tisfun), capital del imperio arsácida y, posteriormente, del sasánida. Se encontraba en el confín occidental del estos reinos, lindando con el imperio romano, y era una de las mayores y más fastuosas ciudades del mundo antiguo.

Poco se conserva hoy de la Ctesifonte antigua. Su importancia y las sucesivas campañas de saqueo de los emperadores romanos hicieron que la ciudad fuera reconstruida muchas veces. Los restos arquitectónicos conservados son sasánidas, del s. VI d.C., tres siglos posteriores a la época en que se desarrolla la novela. Se trata del famoso “Arco de Cosroes” (Taq-i Kisra), cuya imagen acompaña estas líneas.
Fuente Livius.org
 

Si deseas información más completa sobre estas dos últimas referencias, puedes consultar artículos relativos a la arquitectura sasánida. Aquí encontrarás algunos de ellos (en español y en inglés).

Apéndices